28 mar 2011

EL NÚMERO DE ORO EN LA NATURALEZA

Hemos hablado de la importancia del número de oro en la historia del arte. Ahora vamos a hablar de las manifestaciones de este número en la naturaleza.



En primer lugar, vamos a hablar de las espirales que forman los cuerpos de algunos seres vivos, por ejemplo, los caracoles:





A primera vista, quizá no veamos por ningún lado la proporción áurea. Sin embargo, si dividimos la imagen en rectángulos (quedándonos solo con la espiral, sin la imagen del caracol), queda de la siguiente manera:





En la imagen observamos muchos rectángulos áureos, que ya explicamos anteriormente. Si unimos, mediante una línea en espiral, como vemos en la fotografía, obtenemos lo que se llama espiral áurea.
 
 

Hemos hablado de la importancia del número de oro en la historia del arte. Ahora vamos a hablar de las manifestaciones de este número en la naturaleza.


Esta imagen de una piña también ofrece algunas espirales áureas.




Encontramos, en otros ámbitos de la naturaleza, fenómenos igual de sorprendentes que el anterior. El siguiente ejemplo, que trata sobre plantas, está relacionado con la sucesión de Fibonacci: si tomamos una hoja y vamos girando alrededor del tallo, contando las hojas, hasta encontrar otra con la misma orientación, el número de hojas “n” que hemos contado suele pertenecer a la sucesión de Fibonacci.



Algo igual de sorprendente es que, para llegar a encontrar una hoja con la misma orientación que otra elegida al azar, hay que dar al tallo un número “m” de vueltas completas, que también suele pertenecer a la sucesión de Fibonacci.



De hecho, al cociente m/n se le conoce como divergencia del tallo.



Otra relación entre las plantas y el número de oro es el número de pétalos que algunas de ellas suelen tener en sus flores. Este número de hojas suele pertenecer también a la sucesión de Fibonacci. Ahí van algunos ejemplos de esto:



Los lirios suelen tener 3 pétalos:





Los girasoles suelen tener 13, 21, 34, 55 o 89 pétalos:

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